Depresión

Sentirse triste o desanimado no es síntoma suficiente para diagnosticar una depresión. La depresión real, impregna todos los aspectos del funcionamiento de la persona y, en cierto modo, este estado de ánimo parece tener autonomía, de modo que la persona apenas reacciona ante sucesos externos y su voluntad parece estar anulada.

En la depresión la tristeza es el síntoma principal, pero además puede ir acompañada de abatimiento, pesadumbre,infelicidad, irritabilidad, sensación de vacío y, en los casos más graves, abulia (incapacidad para sentir algo).

Pueden darse alteraciones en el sueño, el apetito y el deseo sexual, tanto por exceso como por defecto. Levantarse o asearse pueden resultar tareas imposibles para las personas que se ven atrapadas por este trastorno. También se pueden llegar a presentar síntomas cognitivos como serían alteraciones en la memoria, atención y capacidad para concentrarse. La valoración que se hace tanto del pasado, presente como del futuro son negativas y desesperanzadoras. Con este panorama lo más probable es que todo ello acabe teniendo repercusiones en la relaciones con los demás. Se deteriorarán y hará que el paciente pierda por completo su interés por los demás.

El papel de los pensamientos juegan un papel crucial. Afectan a como la persona se siente, ya que percibe la realidad a través de cómo ella misma la interpreta. Para conocer más sobre el papel que juegan los pensamientos pincha aquí.

Uno de los aspectos que puede estar vinculado al sufrimiento sucede cuando confundimos nuestras preferencias con necesidades reales. Si, por ejemplo, necesito la aprobación de los demás para ser feliz, es probable que me sienta desdichado, ya que no siempre podré conseguirlo. En cambio, si transformo esta «necesidad» en preferencia  «algo que me gustaría», (aceptando que puede cumplirse o no) me libraré del malestar. Si quieres leer más sobre este aspecto consulta aquí.

Para que la persona vuelva a reconducir su vida es necesario evaluar su caso debidamente. Hay que averiguar qué factores han influido a la hora de que se establezcan unos patrones de pensamiento desfavorables (distorsiones cognitivas) y abandono de metas y objetivos en nuestra vida, con la consecuente desmotivación, apatía, tristeza…

Desde la terapia cognitivo conductual el procedimiento es muy sencillo. Si la persona va trabajando cada semana en los planteamientos que vamos estableciendo, la mejora en su estado de ánimo esta garantizada.