Fobias específicas
Uno de los principales trastornos englobados dentro de los relacionados con la ansiedad son las fobias específicas. Aproximadamente una de cada veinte personas padece una fobia y parece que su incidencia es mayor entre mujeres.
En las fobias específicas el miedo está claramente delimitado por un objeto o situación. Se trata de un temor excesivo e irracional desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación. La respuesta a estos estímulos suele ser inmediata y puede tomar la forma de evitar o escapar de esos objetos o situaciones. Algunas de las fobias más comunes pueden ser: a los animales, las alturas, los aviones, las tormentas, la oscuridad, las agujas, la sangre, etc.
Aunque cada fobia tiene su propia fuente de ansiedad, las verdaderas causas son más complejas. Pueden involucrar varios factores tanto ambientales como psicológicos.
La respuesta que generalmente dan las personas con alguna fobia ante la presencia real o imaginada del estímulo fóbico es la huida o la evitación. Son precisamente estas respuestas las que perpetúan el problema.
El protocolo de tratamiento para vencer una fobia específica es bastante simple y efectivo. A grandes rasgos se compone de dos partes:
- Área cognitiva: mostraremos a la persona los patrones de pensamiento desadaptativos y catastróficos que hacen que su fobia se mantenga. Con reestructuración cognitiva sustituiremos los pensamientos irracionales por otros más realistas, objetivos y sanos.
- Área conductual: aquí expondremos a la persona al estímulo, objeto o situación fóbica. Previamente habremos establecido una jerarquía de situaciones para valorar el grado de malestar de cada una de ellas. Posteriormente comenzaremos con la exposición de hará de manera gradual. En este punto la persona ya conocerá diversas herramientas para enfrentarse de manera más afectiva a su estímulo fóbico, tales como respiración diafragmática, relajación…
¿Cuándo debo acudir a consulta para solucionar mi fobia?
No en todos los casos será completamente necesario trabajar para eliminar este miedo irracional. Cuando el estímulo fóbico no suele estar presente en la vida de la persona, como podría ser una serpiente, el tratamiento para esta fobia no será planteado como algo determinante. Sí será conveniente un tratamiento para esta problemática cuando interfiera en la actividad diaria del sujeto (trabajo, vida social…) o sea fuente de un elevado malestar o sufrimiento, por ejemplo, fobia a volar, cuando la persona por cuestiones de trabajo necesita coger el avión más o menos a menudo.
